Ya es hora de decir que el Sr. Minuto es puntual hora tras hora, día con día desde el inicio oscuro de sus tiempos. Duerme entre el placer y el agotamiento en perpetua mudanza. Busca pan y vino y un poco de amor a su tiempo, que no atrapa. Con vivos y con muertos convive al unísono. Su brazo rodea la aurora como si al rodear el espacio pudiera poseer un poco de tiempo ajeno. Como el río, se pierde a deshoras. Un día se juntará con todas las horas y hablará del suelo que ha pisado. No pierde tiempo en bagatelas. Por eso el día lo alimenta con esas golondrinas imaginarias, para no morder la cáscara de silencio que tantos días han golpeado su temporal cuerpo minuto a minuto.
DEMASIADO
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Nos lamentamos
de que era demasiado joven para morir,
pero olvidamos con frecuencia
que nunca eres demasiado
mayor para vivir.
Hace 3 días.
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