lunes, 22 de octubre de 2012

Núbil



Con las ansias naturales de sus líneas blondas y robustos pómulos han pasado las lunas menguantes y sus dedos ágiles han tocado la espuma del sobresalto. Sus tardes se han dejado traspasar por las miradas de otras hembras y finge que su instinto no sabe de las maldiciones que se pegan en las bocas. Ella, nutritiva, se envuelve con la danza del peligro y se abriga en la llama de su esplendor secreto.

Sus noches son desiguales, al fin buscadora de amor. Nunca se cierra el círculo y su fiebre permanece cautiva entre sus brazos. Sus olores nunca titubean y sin freno, se expanden desnudos para aterrar al macho inútil.
Ella se alimenta de frutos secos y zurce y descose el manto de la espera y nunca se le ha visto abandonar los telares ni la urdimbre. Sus huellas siguen el rito eterno de hallar de noche al otro.

Si alguna vez tienes la suerte de encontrarla tendrás que quitarte las botas y las mañas, y ser un mucho femíneo,  como la manzana.

Sergio Astorga
Tinta/papel 20 x 30 cm.

4 comentarios:

Alicia Uriarte dijo...

Qué creativa manera de describir el paso del tiempo incierto, "zurce y descose el manto de la espera".

Myriam B. Mahiques dijo...

Un placer leerte y disfrutar de la imagen. No tengo dudas sobre tu mujer serpiente. Sergio, estaré sin internet unos días la próxima semana, espero poder ponerme al día con tus posts. Un abrazo,

Sergio Astorga dijo...

Alicia, la espera de es otra runa hacia el amor. Las muchachas en flor maduran más enamorar sigue siendo un trance delicado.
Los amores son como los gases nobles.

Abrazos temporales

Sergio Astorga dijo...

Myriam, el placer es mutuo. Tus comentarios siempre me estimulan. Aquí te espero.

Abrazos gustosos.