viernes, 7 de abril de 2017

Con fusas


Estridente fue el primer ataque de las blancas. Las cuerdas se tensaron y sólo el equilibrio del solista pudo controlar la desbandada de las corcheas. Las cinco líneas y cuatro espacios del pentagrama parecían vibrar sin ton ni son. Las notas graves caían doloridas y las altas buscaban lineas adicionales que les permitiera llegar al bambalinón. La clave de Sol, siempre en la segunda línea, pasaba a a la cuarta para pedir asilo a la llave de Fa. La clave de Do, dos tiempos atrás había huido de la primera linea a la butaca B16. Las redondas robaban corchetes para acelerar su existencia. Las blancas se hinchaban buscando una ligadura con las negras que, humilladas por las semicorcheas, acordaban la confusión. Ante tal caos las fusas fueron las victoriosas al ocupar toda la sonoridad. Un martilleo tan contundente que aún ahora al teclear estas líneas lo reproduzco.

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