domingo, 20 de marzo de 2022

Por el río Selho



El río con su frialdad se tragó el reflejo del palacio de los Condes de Bragança. Las gentes comunes de Guimarães lo saben. En ese Palacio sus habitantes tuvieron un futuro que nadie quiso.

En la sala principal todavía se puede ver el retrato al óleo de la Condesa ennegrecido por el barniz dammar, con una grieta a mitad del rostro.

El río aspiró el rostro de los Condes de Bragança a mediados del siglo XIX. Por eso en los campos la imagen del desaliento se empotró en sus antiguas murallas.

La población de Guimarães se acostumbró.

El río indiferente sigue su curso.

1 comentario:

Manuela Fernández dijo...

El río, la vida, siempre sigue su curso.
SAludos.