lunes, 22 de septiembre de 2014

El brindis


Todos esperaban el momento de levantar sus copas. La transparencia de la margarita, contrastaba con la hoguera sedienta de gargantas. No se sabía si eran las ganas de olvidar o demente vaticinio lo que se marcaba en todos los rostros como sonrisa.
Siendo las siete en punto se alzó una voz ahogada de tristeza que fue cayendo como hoja desprendida de un viejo almanaque. Brindo, dijo al fin, por la renovada importancia del espejo; la horizontal trazada por la fina punta del lápiz y la improvisada sensación de ser planeta. 

Todos libaron en silencio, compartiendo una callada convicción: esta es la última, y no vamos. 


Tinta/papel 

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