viernes, 28 de mayo de 2021

Juntura

Entre las encrucijadas de los días su memoria estaba cargada de provenir, ese vacío súbito, que hecha volar, resquebrajando, el testuz del paisaje. Es un prodigio leer los caracteres de los volcanes. Un arquitecto de ojos vivos nos habita y se escalona en los espacios que tiene de memoria. Es un andar girando con los cielos y el errar en los reflejos y darle nombre a los sonidos que se derriten entre el fluir de la ficción. El sol muele, hace polvo el rojo del camino. Las formas piensan su quietud. Esta resuelto el paso, nadie sabe dónde comenzó y dónde terminará ese tiempo que tendido y seco es aplastado por el sol. La caligrafía que se deja, le falta el aire y termina borrada, solitaria, con una navaja clavada en su chichi de retórica.  

A la deriva, se disuelve en el agua quemada la desbandada de lo horizonte.

En cada noche, inmóviles, volvemos a empezar.

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