martes, 22 de mayo de 2018

Los ahorcados


Un mayo que viene del futuro con sangre viva de las calles muertas. Ellos llevan el lobo, el cereal de su alma creciendo en el yugo entre las épocas. Pelear para que todos tengan la honesta muerte y el olivo crezca pecho a pecho hasta ser adulto, sin plomo en la carne. No saben donde vaciar sus bolsillos. La gente los mira, los desprecia, por sucios, por esas ideas que duelen si se viven. Sus madres no tuvieron tiempo de apartarlos; sus esposas los siguieron como raíz que se comparte. Ganando con el brazo el honor de pisar la tierra con el pie desnudo. Las almas débiles se esconden, como siempre, pegando sus canas en su cómodo sillón. Ellos son inmortales en la espera y nosotros, desollados de presente, los nombramos.

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