Me detengo aquí, de nuevo agua.
La misma desnudez fria que se mueve.
El mismo sabor a piedra y a gaviota.
¿Qué ciudad es la nuestra,
la que queda atrás o la que pisamos?
Aquí ya no hay grandeza, han derrumbado las velas
y todos lo marineros antiguos se han ido ya de shopping.
Buscaré los placeres diminutos, cuidadosos, del destierro.
El perfume de la memoria abrirá sus portones
y el tráfico inédito de los días
quedará prendido en las hojas de la begonia.
No hay tristeza vulgar en las noches, no,
ni el vino ha perdido su coraje,
es sólo ese olor a podrido que llena,
sofoca, aturde lo que quiso ser brillante.
Si alguna vez encuentras Ítaca
y te es grato estar de pie
es una suerte que sólo tienen los audaces.
Ven por mi. Si quieres.
Sergio Astorga
Acuarela/papel 56 x 76 cm.
El mismo sabor a piedra y a gaviota.
¿Qué ciudad es la nuestra,
la que queda atrás o la que pisamos?
Aquí ya no hay grandeza, han derrumbado las velas
y todos lo marineros antiguos se han ido ya de shopping.
Buscaré los placeres diminutos, cuidadosos, del destierro.
El perfume de la memoria abrirá sus portones
y el tráfico inédito de los días
quedará prendido en las hojas de la begonia.
No hay tristeza vulgar en las noches, no,
ni el vino ha perdido su coraje,
es sólo ese olor a podrido que llena,
sofoca, aturde lo que quiso ser brillante.
Si alguna vez encuentras Ítaca
y te es grato estar de pie
es una suerte que sólo tienen los audaces.
Ven por mi. Si quieres.
Sergio Astorga
Acuarela/papel 56 x 76 cm.
12 comentarios:
Si la mente integra
lo bello de valorar
las cosas sencillas.
Si la vida es aire,
se respira y no se ve
Si la mirada es sincera
de principio a fin.
Si un paso atrás
no impide mirar adelante.
Si alguien nos ayuda
a ver el firmamento.
Si creemos ver
varias estrellas rutilantes.
Si la Tierra se convierte
en el vehículo
de un fascinante viaje.
Alicia Uriarte (Agosto 2010)
El viaje a Ítaca no es sino la metáfora del viaje al interior de uno mismo. Si tras dicho viaje, uno es capaz de mantenerse firme es que ha llegado a su destino. Entonces ya no se debiera dudar de a qué tierra se pertenece. Bastaría con mirar al firmamento para tener la sensación de que no hay peores fronteras que las que cada uno se impone a si mismo.
Un abrazo
Me parece un poema realmente precioso, ¿de desencanto, búsqueda, añoranza, quizá miedo o decepción? Es de lo más bonito que te he leído, o al menos a mí me ha llegado muy adentro.
Y la acuarela es un belleza.
Un abrazo audaz.
Una belleza, quería decir. El sueño me vence.
Otro abrazo audaz.
Alicia, luminosa referencia a la Ítaca simbólica. Lugar físico y lugar mental. Espacio de nostalgia y al mismo tiempo de futuro. Un ir sin llegar. Esa es la sensación. Las sensaciones poéticas no tienen frontera, simplemente porque no quieren llegar a ninguna lado y no son concluyentes, simplemente son incluyentes. La pertenencia es de las palabras que fluyen en el poema y a veces toman cuerpo, un cuerpo inquietante.
Dudar en el arte es indispensable, nunca el suelo es firme y a veces ni existe el piso.
Abrazos sin linderos.
Sergio Astorga
Maribel, ya tenía añoranza de tu presencia. Ya te contaré.
He reflexionada mucho sobre tu comentario. Generalmente procuro en los poemas ser poco sentimental y este simplemente describe un ánimo y su estado. Me has hecho dudar mucho sobre futuros textos. Soy barroco y la desnudez me asusta. Tu comentario es una radiografía: llegas al tuétano.
Un abrazo pertinaz.
Sergio Astorga
Maribel es un delicada manera de buscar el sueño.
Espero que lo hayas encontrado y disfrutado.
Una abrazo dialéctico.
Sergio Astorga
Bonitas carabelas, con viento de ponienbte...bonito puente tendido de la nada como de la nada llegamos a Ítaca, el puerto deseado. La metáfora del viaje interior, de los desvelos, de los aprenddizajes, del amor, de los encuentros...
Estás hecho un poeta...
Teresa
Teresa, las idas y las partidas, los encuentros y desencuentros tienen sabor salino.
Sigamos carabeleando.
Un abrazo como puente.
Sergio Astorga
Has dejado atrás, en más de una ocasión, ciudades amadas para emprender viajes que te han hecho quien eres. Tienes oportunidad de percibir olores y sabores que en la memoria seguramente eran más dulces, embriagadores y que ahora te toca reconstruir.
Tienes el alma del poeta que viaja sin dar un paso y del amante que sigue hasta el fin del mundo a su amada.
Un abrazo a toda vela.
María Eugenia, busco tus palabras como consuelo, como ungüento, como cataplasma, como chiquiador de ruda, que pueda quitarme esa fiebre de ausencia, esta piedra de Sísifo que no se cómo partirla. Será mejor dormir de pie para que la sangre con el trabajo que tendrá en subir, la memoria se enfríe.
El fin del mundo se puede ya mirar por la ventana, será ese banjo melancólico que escucho.
Regresemos al inicio en la hora de los finales.
Abrazos que ayuden.
Sergio Astorga
Me encanta éste.
Besos azules.
acurelo e poesía mui lindo,nunes rios poeta joseense.
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