el corazón a beber su propia sangre,
los ríos se detienen en las piedras
y tu cuerpo gracioso se me escapa.
¡OH! dulce pie soberano en la alcoba,
ofrenda pura del sueño;
escucha las suplicas de las riberas,
de los olmos, de las liras del guerrero.
Toco la puerta y no sales.
¿No podré beber la aurora?
Yo que navegué hacia Troya
me quedo sin arte
bajo el agua de tu almohada…
Vamos, tócame vuelve a ser el higo
fresco de mis ramas.
Sergio Astorga
Acuarela/papel 20 x 30 cm