
- ¿Estás seguro que es Santa Fe?
- Segurísimo. Aquí en el mapa lo dice.
- Tú y tus ideas de explorar los alrededores.
- Segurísimo. Aquí en el mapa lo dice.
- Tú y tus ideas de explorar los alrededores.
Con el suspiro del desánimo llegaron al final de la calle, hacía frio, el aire picoteaba helado sobre sus caras sudorosas. Al frente, sólo mas casas amarillas alborotadas unas contra otras, sin ángulos, con la paciencia de la curva formando su cuerpo rechoncho, chaparrito, sin prisa por ocupar su sitio.
- Ahí están.
- ¿La casa? ¿Ves la casa?
- Las torres de la Catedral de San Francisco. Creo que la casa está en la calle de atrás.
- ¿Estás seguro?… Andando.
- ¿La casa? ¿Ves la casa?
- Las torres de la Catedral de San Francisco. Creo que la casa está en la calle de atrás.
- ¿Estás seguro?… Andando.
La mañana ya quebrada por el medio día, se perdía por los montes. Los ocres iban ganando terreno y los adoquines proyectaban sombras sepias y anaranjadas. Cruzaron desbordados el peso café de la sombra de las torres. Nada. No reconocían su casa. Casas amarillas alineadas, anónimas, mudas. Una y otra vez recorrieron la calle hasta que una luz parda les avisó que un reguero de tarde los consumía.
- Estamos perdidos.
- ¿Qué hacemos?
- Sigamos buscando.
- ¿Qué hacemos?
- Sigamos buscando.
Sergio Astorga
Acuarela/papel 20 x 30 cm.