Umbrío el templo se queda.
La llama queda encendida.
Se nos fue el abarrotero,
Quiso ser siempre torero.
Le tocó mover las blancas,
el peón cuatro rey avanza,
no contaba con la astucia
negra torre de la parca.
No le importó la suerte.
Como lecho su libreta
con su ingenio fabricada,
y su mortaja: de esteta.
El antojero Astorga
le hace trucos a la nada,
su chanelar no contuvo
el devenir de las almas.
Conquistada la altura
suspiraba por la tierra
sin saber que son de piedra
las flores de sepultura.
El templo ya queda mudo
la campana está colgada;
se nos fue el abarrotero
en una mala jugada.