Es estéril la ofuscación del horizonte.
El pulso solar no se desmaya
y lejos quedan las fronteras en su lenguaje crudo.
Los siglos reverberan.
Quién pensará en la disculpa de los limites?.
Lumbre en los ojos
y no hay nubes blandas que consuelen.
El tacto se empaña y evasivo,
se resguarda en los dedos de otra mano.
También el calor es un alcohol que nos disuelve.
Mira, la tarde se dispersa.
El fuego nos consume ya por dentro.
Sergio Astorga
Acuarela/papel 20 x 30 cm.