
Algunos niños de mi calle se aferran a su existencia y miran al cielo y lo confirman, otros, se rascan la nariz para desterrar ese acre olor animal.
Desde entonces, aquí, en mi ciudad,la mitad de las personas en enero tienen el ceño del sueño ofuscado.
Sergio Astorga
Tinta/papel 22.9 x 30.5 cm.