En segunda persona puedo decir que Bichito es un agujero
en el mundo de los moluscos. Es rubio, tiene buen carácter, una sonrisa amplia
y mal olor. Yo le dije, sin distraerme, que entre los vivo lo mejor es estarlo.
Yo le pregunto cómo se siente. Él, Bichito, no se avergüenza. Tenerles miedo a
las arañas no es para morirse. Me digo, los miedos de Bichito son míos, por eso
la segunda persona me cuida de contar lo que me incomoda. Bichito se
arremolina. Te dije que no lo hicieras, que los gatos están cerca y pueden arañarte.
Bichito no lo entiende y al ponerse el sol se siente feliz porque es la hora de
comer.
En tercera persona termino, para decir que ahora mismo los
dos son lo mismo, creo que ellos lo saben y vi, por primera vez, que se fundían
detrás de los peñascos.