miércoles, 4 de junio de 2014

Frijolito Flat


Ninguna planta herbácea ha causado mayor terror que Frijolito Flat. Como un grito ahogado, los testigos recuerdan la gran mortandad que causó en la Villa Rica de San Benito, pueblo apacible rodeado de estanques y riachuelos.
La anoche anterior a su llegada, se vieron luces muy brillantes atravesar el cielo de este a oeste, un estremecimiento tierra, como cuando pasa una avión a chorro a la base Morton, a unos 20 kilómetros al norte de San Benito, los despertó, en principio a las aves de corral y después a la mitad del pueblo que logró distinguir el ultimo resplandor antes de apagarse. Se cayó un avión gritaron a coro, los tranquilizó el recuerdo de que ya en otras ovaciones similares estallidos los habían levantado de la cama.
Al día siguiente, por la calle principal caminaba erguida una planta gigantesca con tres vainas arriñonadas balanceándose de un lado a otro como una medusa hecha legumbre. Como al llamado de un mensaje vegetal  comenzaron a salir los habitantes a las calles retorciéndose de dolor. De sus bocas y oídos comenzaban a crecer delgados tallos en espiral con hojas grandes, trifoliadas y frutos largos y aplastados. No podían hablar y sólo les salía un suspiro verde como única respuesta a su transformación. Era doloroso especialmente mirar a los niños que al principio jugaban con las hojas como si fueran las mascotas soñadas y a los pocos minutos reventaban sus cabezas por la presión de las habichuelas. 
Una especia de sabia lechosa empapaba las calles. 
Los que extrañamente no sufrían ningún trastorno corrían a refugiarse en los parajes cercanos. 
Frijolito Flat, así llamado por los sobrevivientes, comandaba su ejercito como verdadero líder vegetal. No hubo un valiente que empuñara un cuchillo de cocina para enfrentarse a Frijolito y los periódicos nunca difundieron, a pesar de recibir la noticia y el video de los hechos.
Pasadas dos semanas las huestes de Frijolito Flat desaparecieron sin dejar rastro. 
Repoblada, la Villa Rica de San Benito, ha tenido dos años de tranquilidad hasta que volvieron a mirar incandescencias cruzar y temblores de tierra. Rápidamente la población ha tomado laxantes y ha dejado de comer frijoles en cualquier modalidad, temiendo el regreso del mortífero Frijolito Flat. 

Texto publicad en la Revista Digital miNatura