Hoy con el río Tejo y sus aguas calmas, en el
antiguo barrio de Alfama, en el corazón de Lisboa este abarrotero visitó la
Casa de los Bicos donde se encuentra la Fundación José Saramago. Casa de una
voz que retumba todavía en mis oídos y en los ecos del mundo. Manantial de
presencias donde la quietud es danza.
Devorado por el ansia y con ese invisible
follaje de la duda buscaba encontrar a Pilar del Río, directora de la Fundación
y poseedora de todos los anchos recuerdos de una vida con Saramago. Hormiguero de
formas y de entusiasmos difusos al escuchar su voz. El presente esta lleno de
oquedades y antes de que fuera depositado en otro torbellino me encontré de
frente con un ser fino, sonriente, amoroso, sin mostrar las espinas de la
ausencia y con esa generosa humanidad de la inteligencia. Hay una Pilar que
expande a un Saramago y un Río que lo empapa.
No pude evitar ofrecerle un Temporal con la
esperanza de que algún verso pueda endulzarle sus murmullos.
Hay veces que nuestras aristas se modelan y
tal vez el día de hoy pude ser mejor hombre, nunca lo sabré, pero hoy sentí que
hay plenitud en la mirada de Pilar del Río.
Una sonaja se asoma por la nube.
Imagen tomada de Internet