Quiero contarte cosas cotidianas, vida diaria, el aguacate madura en el frutero y la guayaba se incomoda altiva al compartir espacio con el plátano. No sé por qué la manzana tiene un gesto adusto desde que empezó a oxidarse. Unas moscas opresoras revolotean perversas en un diámetro menor al fastidio que provocan y el mantel, ese mantel color hueso tiene ahora dos manchas coloradas como si se acongojara de vergüenza al perder su limpieza.
Hay mucho espacio para el florero, desde tu partida el olvido lo tiene finamente ocupado. La cafetera pulcra y transparente espera mudarse a tu casa para repartir olores intensos y aromáticos.
No sé por qué todo es más grande: los sonidos tardan mucho en regresar. ¿Será que te llevaste en tu maleta el murmullo de la vida? Aquí estoy sentado escribiéndote, esperando para decirte que te extraño. Que me haces falta, que soy un frutero sin dulzura.
Por la ventana un rayo solar ilumina tu fotografía y se escucha a lo lejos el bullicio de niños que regresan a sus casas.
La guayaba sigue enfadada y le pide a la pera un poco de espacio del otro lado del frutero.La tarde camina lenta, vaporosa, con incrustaciones doradas en su rostro; es bueno decirte cosas de la vida diaria. ¡Mira! ahora parece que la guayaba bosteza y pronto dormirá tranquila.
Hay mucho espacio para el florero, desde tu partida el olvido lo tiene finamente ocupado. La cafetera pulcra y transparente espera mudarse a tu casa para repartir olores intensos y aromáticos.
No sé por qué todo es más grande: los sonidos tardan mucho en regresar. ¿Será que te llevaste en tu maleta el murmullo de la vida? Aquí estoy sentado escribiéndote, esperando para decirte que te extraño. Que me haces falta, que soy un frutero sin dulzura.
Por la ventana un rayo solar ilumina tu fotografía y se escucha a lo lejos el bullicio de niños que regresan a sus casas.
La guayaba sigue enfadada y le pide a la pera un poco de espacio del otro lado del frutero.La tarde camina lenta, vaporosa, con incrustaciones doradas en su rostro; es bueno decirte cosas de la vida diaria. ¡Mira! ahora parece que la guayaba bosteza y pronto dormirá tranquila.
Sergio Astorga
Acuarela/papel 15 x 35 cm.