Sentada en silla de paja,
mirando al sapo cantas,
sus dolores mitigaba
jugando al óleo y al mar.
Estrellas de la pantalla
la quisieron imitar,
ni Salma ni compañía
la pudieron consolar.
Marchando con la bandera
de incomodidad social
su rebozo de tezontle
se enredó en su pesar.
La Catrina dijo un día:
“su dolor parece mío
la hermana que yo he perdido
he de llevármela al nido”
Las flores de margarita
la tumba fresca coronan,
bajo la tierra morada
las dos Fridas ya descansan.