
Mis plumas son férreas. Una cuerda tensa y un áspero rocío en días estériles me inclinan hacia un lado o hacia el otro.
Como espuma de vuelo, la hebra de la historia duerme a los pies del águila y del estruendo.
Si los caminos se visten de oquedades sonoras, no se encandilen, son maderas de otros vuelos.
Mil años de altura me devoran de palabras. Me quieren mirar y descifrarme pero, se despeñan. Voy machacando el alimento en las bocas vacías, sin crueldad, con pedagogías fonéticas del aire.
Estoy sometido a la ráfaga y a la espera. Sigo vibrando colgado del cielo y la blancura, con ese animo tenaz de pajarero.
Sin embargo, transparente, hoy he caído, reuniendo mis alas como un libro.
Tal vez mañana, vuelva a ser azul mi territorio.
Materia de los céfiros.
Sergio Astorga
Tinta china/papel 20 x 30 cm.