La casa de Utuy contiene el uy de los viernes, el tú de los lunes, y el tuyo del domingo.
El resto de los días se consumen a fuego lento bajo los rayos cansinos de la ciudad. No es una ciudad fresca, a pesar que se encuentra sólo a cuarenta metros encima del río.
¿Qué será del los días cuando los ayeres sean los más vitales? Se preguntan los habitantes. No encuentran significado en el hoy. Se sienten pequeños, no importa que tengan vestiduras nuevas.
No saben que en Utuy lo que en verdad importa es estar vivo, no interesa por cuanto tiempo. El retraso es su mañana, por eso en sus rostros reflejan el apagado intento de la huida..
La furia no significa, cuando escribo, que la verdad me asista.