Cuánta palabra en tu palabrería.
Grito por grito en el oído anclado;
rencor que sala tu monotonía.
Quisiera remembrar solo y callado,
bajo la yerta luz del medio día,
las horas indelebles de lo amado:
bermejos trofeos de cacería.
Si la vida sólo espera tramar
la palabra que nombra lo que ultraja,
mi memoria se deja perforar.
Si el silencio discreto es una zanja,
los murmullos llegan a mutilar
esta silla de vértebras, de paja.
Sergio Astorga
Acrílico/tela 60 x 100 cm.