Se borraron los rostros ante el retrato del aprendiz, la paradoja se arrulla en su contorno y la cera de la abeja se ha pegado en la lente de mi anteojo.
¡OH Zenón de Elea!, el de los pies ligeros quedó en Troya y yo, con la retórica agridulce, modelo la arena entre la médula.
Sergio Astorgatita/papel