Para ahogar la oscuridad diré: Los nombres de las calles son sólo uno; el mismo que nombra la memoria perseguida. La ceremonia de caminar, de pisarte, de rodearte y saber que no te hago daño, me alegra. Ignoro si te cansa este pasar una y otra vez por tu suelo. A veces hueles a orín, tan humana eres que no puedes evitar la convivencia. Mesones o Donceles, Rua Oscura o Taurina tienen el mismo tiempo, vibran al unísono en mi oído.
He aquí que me atrevo a decir: todas las ciudades caminadas son la misma casa.
Fotografía:Rua dos Mercadores, Porto, Portugal.