Un Rachmaninov sonido se expande virtuoso sobre mi mesa de trabajo.
Te conviertes en un violonchelo cantábile entre dioses olmecas que preludia un primer movimiento muy animado.
El segundo movimiento es una variación ascendente de la melodía principal.
El tercer movimiento, es un allegro resuelto que finaliza en un beso sostenido en boca mayor.
No hubo encore.
Sergio Astorga
Acuarela/papel 20 x 30 cm.