Háblame de ti y de tus sabios concejos de porcelana.
Dicen que es de rebato tu aleteo y en el prólogo de tus noches oscuras dilatas tus pupilas
Minuto a minuto astuto, sigiloso, subido al lomo del árbol o al lomo de los tratados, aprovechas la ausencia para encontrarte con la presa, siempre en verano.
Irradiarte en el cristal te enamora. Te nacen los mejores axiomas en septiembre y dormitas en octubre.
Disecados en la gruta se perfilan los rostros de los lectores que esperaron en los libros jurídicos respuesta.
El vuelo es cóncavo y de tus garras penden las hojas palidecidas de los pitagóricos desastres y los pretéritos nombres de los dioses.
Al poniente: el término del vuelo y la encrucijada de los mapas zodiacales dispersan los destinos.
Alguna lengua muerta machacas con el pico y me conmueve que en las horas muertas no dejes de limpiar con minucia las plumas pardas de tus variados alfabetos.
Cuéntame de ti, aunque te vayas.
Dicen que es de rebato tu aleteo y en el prólogo de tus noches oscuras dilatas tus pupilas
Minuto a minuto astuto, sigiloso, subido al lomo del árbol o al lomo de los tratados, aprovechas la ausencia para encontrarte con la presa, siempre en verano.
Irradiarte en el cristal te enamora. Te nacen los mejores axiomas en septiembre y dormitas en octubre.
Disecados en la gruta se perfilan los rostros de los lectores que esperaron en los libros jurídicos respuesta.
El vuelo es cóncavo y de tus garras penden las hojas palidecidas de los pitagóricos desastres y los pretéritos nombres de los dioses.
Al poniente: el término del vuelo y la encrucijada de los mapas zodiacales dispersan los destinos.
Alguna lengua muerta machacas con el pico y me conmueve que en las horas muertas no dejes de limpiar con minucia las plumas pardas de tus variados alfabetos.
Cuéntame de ti, aunque te vayas.
Sergio Astorga
acuarela/papel 20 x 30 cm.