martes, 19 de agosto de 2025

La Potestad y el amor

 


Sus manos diminutas se incendiaron cuando tuvo amoríos con una Potestad. No se tocaron. Era de noche en San Fernando. Le tomaba fotografías sentado en un banco del bosque de Tlalpan. Nunca lo tocó. Solo aporías de mente. Cuando se enteró de sus suicidio. Se incineró. Él tenía treinta y cinco años y tenía trabajo. Tenía dinero en el banco y muchas fotografías de ángeles y potestades.

Nos invade una pena unísona. Lo recordamos en toda la colonia, aunque sepamos que las categorías  angélicas no se suicidan.