Algún himno muerto inquieta a los huéspedes extraños que habitan la fila interminable de los suspiros. Sobre los muros un honorable signo, en su desgaste de piedra se pregunta si el cansancio es el dolor que no ha salido.
Hay dos soles para los tránsitos futuros.
Algunos, prematuramente, son errantes taciturnos; otros permanecen contemplando temerosos, esperan que brote algún recuerdo triste. Luego se quedan dormidos y en ese festín de reposo despiertan para seguir tediosos el destino que les ha deparado la vida.