Casaron al golpe de la N con la nicotina de testigo y la natalidad como futuro. Nunca negaron sus orígenes, ni notaron su salud mermar. Nina y Nuria, siempre fueron responsables, bajo notario donaron sus pertenencias al naturalista que las trató.
Descansan unidas en el mismo lugar. Nunca aprendieron que el No es una N mayúscula.