Al bajar por la empinada Rua da Asunção, en la iglesia de los Clérigos, suplicante, necesitando del cielo, una santa se debate a ras de suelo. Dueña de mejores tiempos y gloriosas plegarias, se desluce día tras día. Miradas no le faltan, pero no se interesan en su misterio. Fue echada a la calle desde otro universo. Segura de sí misma, en sus maderas palpitan esas voces de azucena y la muchedumbre no le quita la piedad que algún día tuvo.
Es de cierto: en toda ciudad, por sus calles, hay una talla que ya no vemos abrumados al pensar en otro firmamento.
Fotografía: en la Rua da Asunção, Porto, Portugal.