En la mesa se reparten los protagonismos. El trayecto simbólico de la manzana le hacía sentirse primogénita y digna del mejor trato. ¡Ah! pero la cuchara rebatía su existencia al poner sobre la mesa sus antecedentes Paleolíticos, soy la concavidad que siempre se adapta a las bocas, decía ufana. El tercero en discordia, el ananá, en su gauaraní temperamento extendió su perfume al son de una polka paraguaya.
De aquel encuentro se firmo el Tratado de los Espacios Igualitarios.
Por desventura, la guayaba se opone con vehemencia.