- ¿A dónde vamos?
- No lo sé. A donde nos lleve la vía.
- ¿Podemos ir al sur?
- Al sur vamos a la estación Santa Apolonia, si es que es
el sur.
- Entonces al norte.
- No lo sé. La cosa es que no sé. Uno se puede perder en
la pena o en el miedo.
- ¿Estas asustado?Siempre serás forastero.
Siempre corriendo. Al menos en esta techumbre uno se entretiene mirando
los ángulos y esa sensación de tener el esqueleto arriba de la cabeza, nos deja
la mirada acalambrada.
- Tiene que haber alguna esperanza. Tiene que existir una. Tal
vez en Trocadero.
- No se oye nada.Sólo fierro y la llamarada de las
partidas
en la cabeza.Abre las orejas.A ver si escuchas al tren.
- No hay ni moscas.
-El tiempo está caliente y enfermo. Tal vez tengamos
noticias firmes cuando llegue el tren. Los rieles serán nuestras piernas. El
horizonte parece claro si no pensamos en él.
- Esperemos.
Sergio Astorga Fotografía estación Oriente, Lisboa.