Me gusta pensar que la realidad tiene varios antifaces y
cada uno de ellos surte de muchas voces que explican al mundo. Estos antifaces
son los idiomas. Yo llevo el antifaz del español, con el intento descifrar lo
que veo y pienso. Ahora, traducir es disponer de otro antifaz que envuelve
y crea espirales que respiran con otros
sonidos que rotan, enlazan y dispersan
otra duración, otra realidad también interpretada por signos.
Este abarrote se llena de garbo y, gracias a los buenos
oficios de Gemma Pellicer, que entrelazo
los antifaces me puso en contacto con la labor esplendida de Caroline Lepage (Catedrática
de la Universidad de Poitiers) que dirige el proyecto de traductores del francés
al español.
Como ellos lo dicen:
“Movidos por el deseo y la ambición de compartir su
pasión por los universos culturales y los imaginarios de España y de América
Latina, los traductores, traductores en práctica y traductores estudiantes de
Tradabordo le invitan a descubrir esta antología virtual de cuentos y
microrrelatos”
Y con ese deseo han traducido cinco textos que los invito
a leer (aquí) así como la lectura de las respuestas a las preguntas realizadas como
una pequeña entrevista al final de los textos.
Mi gratitud en español es grande.
Buscar el cauce, el sueño de la palabra en dos mundos, es
también perseguir como suena lo invisible.
Un ejemplo:
« Le fruit »
Quand, à la lumière des siècles, l'appétit provoqua la
ruine et que l'obscurité fit couler la sueur sur les fronts et infligea des
douleurs d'accouchement aux destins, le fruit, lui, continua de grossir, rouge
et sain. Arrivèrent alors des oiseaux de proie, des carnivores pestilentiels et
des bipèdes arrogants. Aucun ne put ni rassasier sa faim ni dormir
paisiblement. Alors que désenchanté, le soleil poussait désormais le monde, une
minuscule bestiole gourmande, mi-chenille mi-reptile, dont le corps était froid
et collant, sortit et, sans préjugés, vint se poster sous le fruit avant de
déployer sa langue. Depuis, les monstres marins insistent pour de nouveau
raconter leurs histoires.
Sergio Astorga
Traduit par Caroline Lepage et Delphine Texier
(Université de Poitiers)
(Pour le compte du blog de traduction Tradabordo)
El fruto
Cuando el apetito causó la ruina a la luz de los siglos y
la oscuridad dejó sudores en la frente y dolores de parto en los destinos, el
fruto siguió engordando rojo y saludable. Llegaron aves de rapiña, carnívoros
pestíferos y bípedos arrogantes. Ninguno de ellos pudo saciar su hambre ni
dormir tranquilo.
Cuando el sol empujaba al mundo ya con desencanto, salió,
goloso, un pequeño bicho mitad oruga y mitad reptil, con el cuerpo frío y
pegajoso que, sin preconceptos, se apostó debajo del fruto y desarrolló su
lengua.
Desde entonces, los
monstruos marinos quieren volver a contar sus historias.
Sergio Astorga
Sergio Astorga