La serpiente vuelve a estar en las calles.
Se siente a gusto en el Tezontle.
Porque hemos venido a soñar
y el sueño nunca termina.
El corazón está triste.
La planta renace
entre las hendiduras del lloro.
El águila grita
y un licor dulce
corre por las gargantas.
De donde nacen los muertos
los escudos se adornan
con los cantos bermejos.
Si tu caminas por sus asediadas calles
sentirás pronto tu casa
por la fuerza del cacao
y querrás escribir
con la tinta negra y roja.
Somos efímeros.
¿Quién no lo sabe?
La pulsera de jade permanece.
Fotografía: Templo Mayor, Centro Histórico, Ciudad de México.