El futuro se le vino de revés con su historia de papel de
china. La bienvenida fue despedida y los floripondios fueron de rosa
marchitándose en naranja. La la la era la tonadilla que se escuchaba en los
corredores donde el sol daba sus primeros pasos de verano. Así las cosas, era
lascivo ese aroma de desengaño que tienen los sucesos cuando la migración es
obligación de tránsito.
De niño sabio a hombre con el talón de Aquiles en
retraso. Nunca se cubrió la espalda, aunque las campanas llamaban a duelo. Se
jugó a las cartas su estadía en Marbella. Estudió Lingüística en Ginebra con
más pena que provecho. Frente a la Tumba de Calvino decidió deslizarse al lado
marrón de las cosas. Buscar en la basura de la historia un gramo de cordura.
En el verano del 89 consiguió encontrar su vida al
derecho recortando noticias del verbo salir. De triste bienhechor a dormir en
sábanas de seda. Esa fue la tonada de sus recuerdos. Ser viejo tiene las
tentaciones en los sueños porque el futuro es un revés con cremallera.