viernes, 13 de marzo de 2009

Tramitología

5.30 Suena el despertador.

6.00 Termino baño; me visto con ropa apropiada para buscar el sello, la firma; el papel salvador.

6.30 Llego al centro de salud. Espero formado en la calle. Hace mucho frio, trato de leer a Mia Couto (autor mozambiqueño)

7.00 Abren el Centro. Después de cinco personas que me anteceden llego a la ventanilla y solicito un Certificado Médico. Toman mis datos y me dan un recibo –“Vaya usted a la caja y después suba con la Dr. Vega” ¡Excelente! Me digo, parece que el día será inmejorable.

7.30 La caja todavía no está abierta, larga espera en la fila. Por fin pago y subo con la Dra. Vega.

8.00 La Dr. Vega me recibe. Preguntas de rigor: “Enfermedades” –ninguna digo, “alergias” – ni pensarlo, contesto. “Adicciones” – bueno, tengo una leve sintomatología, me estoy aficionando a realizar trámites todos los días, comento.
Estetoscopio en mano me revisa corazón y pulmones. “Esta usted sano… seguro que no padece algo” –No Dra. No tengo nada. “Bueno - dice resignada. Me da una forma: “Baje, que se lo llenen y vuelva conmigo para firmarlo”.

8.15 Bajo las escaleras demostrando que ningún mal m aqueja. Voy a la ventanilla y entrego el documento. “Siéntese”-me dicen, ahorita lo llamamos”. Cuento hasta cien. Gritan: -“SR. S”. ¡Sí, soy yo! Recibo el documento como si fuera le herencia esperada por largos y sinuosos años y subo, ágilmente (tengo buena salud) con la Dra. Vega. Toco la puerta, espero. Sale y estampa su firma.

8.30 Salgo del Centro de Salud veo la hora y me digo: ¡perfecto! Vamos por la apostilla, la certificación del documento recién salido del fogón. Una institución oficial emite un documento que hay que llevar a otra institución para que lo certifiquen, según Convenio de la Haya el 5 de Octubre de 1961. (NOTA PARA TU ARCHIVO).
Regreso a casa. Compruebo que va el documento y las fotocopias de mi identificación oficial. Tomo los datos: Archivo General de Notarias, a la salida de la estación Candelaria de la Línea 2 del Metro. No desayuno, no hay tiempo para consentimientos. Corro al metro Camarones, transbordo en Tacubaya y de ahí a Candelaria. En total 18 estaciones y dos transbordos.

9.30 Salgo del Metro Candelaria y pregunto al policía: con desprecio estira el brazo y dice: “por allá”.
El Archivo General de Notarias por fortuna está en frente a la estación, así que llego a buena hora, lo confirmo al leer: Recepción de Documentos de 9 a 11 am. Me registro en el gran libro de la entrada y me dirijo a un escritorio para entregar mi Certificado Médico y la fotocopia de la credencial oficial. Buenos días. “Por favor llene esta forma -me ordenan- después con ésta otra forma, continua, tiene que ir a pagar a la tesorería que se encuentra cerca de la estación del metro Isabela Católica, regresa con la forma pagada y de 13.30 a 14.30 pm recoge su documento”. “Espere, espere, -dice una voz femenina- este certificado no es válido, la Dra. Vega que firma el documento no la tenemos en el banco de datos, deje consultar en el archivo de firmas autorizadas, pero me temo que no, si no aparece podemos hacer el trámite para certificar la firma de la doctora pero, tarda diez días hábiles, déjeme ver”. Desconsolado espero. -“No, no está registrada esa firma”- Al ver mi cara se apiada y me dice: “Venga conmigo”. Me lleva a otra oficina después de subir una escalera, me presenta y le pide a una señora que busque al médico del Centro de Salud más cercano al Archivo y cuya firma si la tienen registrada. “Congreso de la Unión 114 -me dice- está cerca, puede irse caminando. Vaya y regrese, le respetamos su lugar”.
Salgo con alma desbocada, busco Congreso de la Unión, tengo que pasar entre teporochos, indigentes, lisiados, prostitutas, drogadictos, rateros, con permiso, gracias. La Candelaria de los Patos es una zona actualmente depauperada, la droga y el alcohol, aunada a la delincuencia la hace una zona peligrosa e inestable. Antiguamente, en tiempos prehispánicos, llegaban los canales de Santa Anita provenientes del Lago de Texcoco y de Xochimilco, había patos silvestres de ahí su nombre; después en la Colonia fue un centro muy popular y comercial, estaba muy cerca la Merced (Central de Abastos). En fin camino por Congreso de la Unión y pregunto por el Centro de Salud -“es más adelante y tiene que cruzar la avenida”.

10.30 Llego al Centro que me parece una agencia del ministerio público. Voy a la ventanilla y pregunto por el Dr. Fernando Torres Ávila, -“no, ya no trabaja aquí”- me dicen. ¿Y el Dr. Cesar Velázquez? –“sí en el consultorio 3”- hago todo el trámite, el mismo de la mañana, caja y espera, larga espera, me toca la ficha 13.

11.00 Trato de contener la respiración: niños que gritan, ancianos que tosen, mujeres grávidas con caras moribundas.

11.30 Trato de leer lo que queda de Mia Couto, imposible concentrarme.

12.00 Empiezo a tener resignación. Hoy no habrá documento.

12.30 Empiezo a tener hambre y el fastidio me corroe. Quiero imaginar al río Danubio pero no consigo captar ni al lago de Chapultepec.

13.00 Ficha 13 grita una enfermera, -“deje tomarle la presión” Señorita ya hice el examen en la mañana en otro Centro y a pesar del día sigo estando sano, mis signos vitales no han cambiado. Yo sólo vengo por la firma del Dr. mire: enseño el otro certificado de la Dra. Vega, la doctora nadie. “Espere”- me responde.

13.30 Me recibe el doctor muy intrigado. Le cuento que su firma está autorizada en el Archivo General de Notarias, que por eso vengo a que me firme el certificado. De inmediato infla el cachete, se pavonea, se agranda, su abdomen de por sí voluminoso, parece que estalla, respira como hipopótamo satisfecho. Con dignidad de eminencia me cuenta que es de Veracruz, que adonde voy, que es un honor saber que lo tienen registrado, archivado y corregido. Por no dejar, estetoscopio en mano espeta: Respire, exhale, pulmones, corazón. “Amigo está usted clínicamente sano. Lleve este documento y que se lo llenen y vuelva conmigo para la firma”.

14.00 Salgo del Centro de Salud, feliz, ahora cuando menos tengo dos opiniones que coinciden: Con voluntad no hay trámite que se resiste. Ah!!!! Y también mis signos vitales no cambian. Sano aunque les duela.

14.30 Regreso al Archivo para confirmar lo inevitable, tengo que regresar mañana y hacer los trámites a las 9 pagar y regresar una y otra vez.

14.50 Subo al metro candelaria para regresar a casa, con un hambre atroz y la esperanza de un mañana certificado.
Sergio Astorga


Acuarela/papael 60 x 80 cm.