No lo hagas le advertían. No todos los adelantos nos acomodan. Cada quien se tiene que ubicar en su apariencia. Fastidiado de tanta advertencia, Bonifaz decidió ejercer su libre albedrío. Se compró un androide última generación para comenzar a fotografiarse a sí mismo, en buena traducción, comenzó a “selfiar”.
Bony, esta deprimido, la gente es mala, dice desconsolado. Èl sabía que no era agraciado, que tenía sus bemoles y sus becuadros pero, tantos insultos, se admiraba. Empecinado como era, se aficionó a las cirugías reconstructivas. No les miento, lleva cinco cirugías. Esta irreconocible, con decirles que los antiguos insultos se convirtieron en palabras de aliento.
Bonifaz no acredita, comprueba la otra cara de la maldad: la apariencia, por eso, Bony sigue buscando una imagen de sí mismo que le agrade.