Baja la lluvia a las once de la mañana y se subraya su condición de pez de bello fino y escama de goma. El beso dulce se ha detenido en sus espinas y un corazón de huevo crudo se cuece en el sollozo de sus brazos.
Acuaria brotó ansiosa entre los árboles de agua dulce. Desnuda, se juntó con la miel asustada del labio mayor, donde respira su feroz flujo y el ágil ariete de su beso.
En el mes de junio cuando la rueca de hilo de agua hueca se destila, alguien husmeó por su cauda de traza de mujer y quedó atrapado en el mordisco de sus muslos.
Cuando vengas a Idaho Falls o mires por el mapa de tu laptop, una glotonería natural se untará por tu vertical silencio, te sentirás adulto y una embriaguez quedará errante hasta que llegues.
Sergio Astorga
Acuaria brotó ansiosa entre los árboles de agua dulce. Desnuda, se juntó con la miel asustada del labio mayor, donde respira su feroz flujo y el ágil ariete de su beso.
En el mes de junio cuando la rueca de hilo de agua hueca se destila, alguien husmeó por su cauda de traza de mujer y quedó atrapado en el mordisco de sus muslos.
Cuando vengas a Idaho Falls o mires por el mapa de tu laptop, una glotonería natural se untará por tu vertical silencio, te sentirás adulto y una embriaguez quedará errante hasta que llegues.
Sergio Astorga
Acuarela/papel 20 x 30 cm.