No deja de llover.
El agua deja su huella siempre.
El color de las begonias mojadas
nos quita ese sabor a ceniza:
ese sudor rancio de las cosas que se pierden.
Hoy no deja de llover.
Los dientes de las nubes son filosos
como vientre materno cuando llora.
Allá, muy lejos, detrás de los cerros
un sol pastorea como becerro.
Aquí no deja de llover.
Me siento a mirar,
y mis ojos resbalan de tanta agua.
Entonces de tanto masticar lo que recuerdo
me quedo ardiendo de mentiras.
Me sale fiebre de tanta lengua chamuscada.
Aquí no para de llover.
Tal vez será mejor quedarse quieto
a que pase esta vida para agosto,
o tal vez me vaya para enero
al fin que mi dolor es el de mayo.
Sergio Astorga
"Entre irse y quedarse acuarela"/papel/tela 20 x 50 cm. Homenaje a Octavio Paz.