martes, 5 de abril de 2016

Caracol de pensamiento


Hubo un día un hombre que se comió la espiral de su pensar. Como un huevo filosófico rodaba por el mundo. El logos era su sustento, lo hallaba como yerba fresca por las calles de la ciudad.
Solitario, duerme ahora, como caracol pensante debajo de las azucenas en el jardín municipal.
Si le encuentras, no le hables de Kant, mejor cuéntale la historia de aquel hombre, de apellido Samsa.