Lautaro tenía un hermano llamado Ernesto. Cuando regresaron del río Pánuco. Tomaron desiciones opuestas, Lautaro se fue a vivir a Tampico y Ernesto cruzó la frontera.
Después del incendio. Se escondieron en el rezo de su madre, en los corredores del ausente; en el juego sucio de agosto.
La sombra de los dos hermanos se extiende mas allá del recuerdo.
Mamá se preocupa.