-erguida piedra entre los siglos-
las voces de batalla me llenan
el oído con su viento.
Yelmo y espada
-rústica aspiración de la victoria-
el tiempo se colma entre dos tiempos.
Don Alfonso Henríquez
-poderoso sol de triunfo y fuego-
con mano justa y noble oficio
nuevas ramas dio al árbol viejo.
Aquí… ennoblecido y sediento
con la sangre matizada
-gloria de aurora monte y prado-
se corona mi mente de rocío.
Aquí …en la húmeda roca lapidaria
quiero llegar a la torre donde habitas
con el humilde olor de la montaña.
Aquí… entre los siglos,
la pobre historia que poseo
entre rústicas palabras te la entrego.
Aquí…en Guimarães
frente al castillo:
mi espada de cristales puros,
mi blanda piel de pensamiento,
mis hábitos de tierra plana,
mis ovejas, mis cabras y batallas.
Me entrego a ti mujer,
como un clavel ya sin murallas.
Sergio Astorga
Acuarela/papel 20 x 30 cm