El silencio en rebanadas muerde menos, dijo un día la abuela.
Aunque su tarascada es verdaderamente fonética, la contradije.
Ella siguió buscando gorgojos en los frijoles como queriendo terminar la conversa. No te enredes, me dijo por fin. Si no vas a volar pisa despacio.
No me consuelo, tengo días esperando un buen aire ¿será que mi deseo tiene zurcido el vientre con el cáñamo de un mal sueño?
Sergio Astorga Tinta/papel