Luminoso y equilibrista de buenos humores, requiebra a su paso las negruras evidentes de día.
Destella como etílico aroma que seduce y marea. No entiende el porqué las señoras se molestan cuando pasa y no se quita el sombrero por saludo.
¿Acaso no saben que es soberbia malsana excederse en el brillo?
Fotografía: Farol en la estación de comboios (trenes) Campanha.