Como mariposa de fierro
el techo respira luz,
Para el letargo
no hay reflejo.
Para la voz
el hueco del sonido.
Uno quiere quedarse a vivir
entre los fierros.
Y soportar todo el peso
con los hombros.
Al fin de cuentas
uno siempre busca amparo
cuando tiene domingo la mañana.
Fotografía: techo en el andén de la estación de São Bento, Porto Portugal