Corre que te corre, Rabito, buscaba la zanahoria. Se volvía loco por una zanahoria. Buscó en los campos, en los mercados, en el frutero de Rita, la malversadora, y no encontró nada. Agotado, quiso probar lechuga, preguntó a la paloma: ¿Acaso me caerá mal? - Si no estas acostumbrado… contestó la paloma. Entonces Rabito, haciendo gala de constancia comió brócoli, cilantro, perejil, hasta agucate pasó por sus bigotes. Nada, él quería zanahoria. - Porqué no pruebas el reflejo, le dijo el coyote, cuando tengo tediosos días sin comer, voy al espejo y me figuro conejo. Así se ma calma el hambre.
Ni tardo ni perezoso, Rabito, se fue a buscar la zanahoria del espejo. No cabe duda, se dijo Rabito, el buen cazador tiene métodos infalibles.