Ayer soñé a Brevilla que entraba por la ventana. Con su boca lenguada soplaba como un viento alisio. Medía como ochenta metros, no podía hablar Que pensarán los vecinos que duermen tranquilos con su morfina calma. Yo estoy aquí cavilando sobre este monstruo llamado Brevilla. Me agrupo indefenso y sudoroso y no sé que hacer. En el borde de la cama, ignoro cuál es el propósito de su aparición. No sana con el verbo ni la caricia. Me asombro y ni siquiera puedo conciliar su imagen con la historia de los Dinosaurios conocidos.
Me doy cuenta de lo inédito de la aparición. Son más de doscientas palabras mi calabozo y sus fauces me devoran lentamente, siento sus colmillos penetrar mi frontal y mi abdomen. Como si no me conociera mastica cruel.
Me sorprende que cuando estoy agonizante me deja para volver al otro día.
Señores, mi ventana sigue abierta.
Me obsesiona el sueño.