El torrente creativo se produce en una suerte casi lunar, que acomete sin rigor al espacio albo, para conseguir –por una fascinación formal- el contraste.
El producto plástico se modifica según la pulsación. El resultado generalmente se desecha, ya por la saturación del espacio, o porque la iconografía resulta demasiado racional.
Esta dificultad, paradójica con la libre expresión se tensa, a tal grado que durante periodos muy largos, un decaimiento maternal distrae toda preocupación artística. No obstante, la creación retoma su ciclo para recomenzar la mancha, hasta conseguir el ideal de lo perfecto.
Sergio Astorga
tinta china/papel 40 x 70 cm.