Del revés y del derecho era un remolino, una maraña. Un recodo del recoveco hasta su último aliento.
Pasó como un sorbo, con una errancia irrenunciable.
Hasta su nombre se emborrona en la memoria, tanta era la prisa que lo envolvía.
Del revés y del derecho era un remolino, una maraña. Un recodo del recoveco hasta su último aliento.
Pasó como un sorbo, con una errancia irrenunciable.
Hasta su nombre se emborrona en la memoria, tanta era la prisa que lo envolvía.