lunes, 14 de septiembre de 2009

Caballo Troyo

Naci de yegua recelosa y no adivino a donde voy. Enajenado de los agros, al hundir la herradura, un respiro de animal ajeno me subió por las orejas.
De mis anchas ancas mi voluntad al trote. La cólera huye en el afán exhalado del jinete. Bronca cara de mis piernas ágiles, no hay piedad ni espanto cuando se cimbra la tierra domada desde Creta.


Alguien me llama, rastrea la cola de triunfos y al cincho las hijas de pastores trenzan al tiempo con hilo de cáñamo.


Alguien aborta el polvo en mi espinazo y todo el coro ensaya la historia que me falta.


Alguien se arriesga entre los flancos y de las torres los alaridos inacabables hacen temblar el freno de mi hocico.


Desolado entre la unánime guerra, los náufragos pisan tierra para darme azúcar que allane el deshonor.


Al sobresalto galopo intruso por llanura. El sacrificio del centauro cabrita al sol y un azote viento reclama con sus fauces.


Bajo los siete días celestiales, la memoria épica que monto, me deja un gemelo de madera que incendia los muros de derrota.


Naci Troyo, y un animal ajeno a mi grupa se ha montado.

Sergio Astorga


Tinta china/papel 20 x30 cm