sábado, 28 de octubre de 2017

El Serafín soflamado


Antes de que el sol derritiera sus alas, huyó a los rincones donde cuelga el fresco anonimato. Busca desesperadamente unos cubitos de hielo para las ámpulas de sus alas. Esos momentáneos alivios lo hacen decir: ese sufrir de la caída, ha dado a mi organismo tanta vida que no me importa que digas que que te aburro, que no te hago los milagros y que no voy a exhibirme a tus fiestas.
El calentamientos global lo tiene varado, débil, como paloma de carcomido monasterio.
¡Voluntarios del mundo! les pido una plegaria y algunas monedas para que siga vigente este héroe ya sin reino.